viernes, 9 de diciembre de 2011

Cruces y patadas.


Lanzó un grito mortal,
el daño ya estaba hecho.
Bajo el yugo de mil serpientes
Se ríen mis demonios.

Cruzadas de épocas antiguas
En los túneles de mi garganta
En el tumor de mi espíritu.

Rojas, mil canciones rojas,
Tintadas de ardores,
las silphicas perversas que abren
El camino al universo.

Los caminos subterraneos
has de encontrar entre la piedra  y el musgo
en aquel lugar donde la luz no llega
y el delirio se esconde por pasajes estrechos.

Tan sabios son los que no hablan,
de piel fría y vista nula.
Con una existencia más grande que la physis
aquellos que violentamente se alimentan.

Y entre mil orgías clavan cruces destrozadas
los que a la divinidad adoran a patadas.