lunes, 7 de octubre de 2013

Lejanía.

Extraño es  perderse en un imaginario,
creer en el hogar habitado por ojos ajenos.
Un ave extiende sus alas sobre mi rostro,
alzando un canto que anhela su lejanía.


Sentir pasión por un color que no se ve,
caminar con pasos inexistentes,
ofrecer una mano impalpable,
hablar con la voz de lo que no nace.

Aquí,
una sombra se posa en mi sonrisa,
quema mi pensar, aturde mis sentidos,
y entonces una felicidad ácida me consume.

Hay algo que me inquieta,
trás la noche, hay otra noche.
Una en que la luz posee nombre propio.
Y yo anhelo, como un niño.

sábado, 13 de julio de 2013

Asesinato.


El hombre tomó el revólver en su mano, con determinación, lo puso en la boca de su víctima. Los ojos de este reflejaban temor puro.Los labios temblaban. Sabía que su asesino no dudaría. Sin embargo, no podía decir de este que fuera un ser malvado.  Sus gestos eran tan ajenos a cualquier pensamiento que pensaba que estaba a punto de morir en las manos de un recién nacido.  Y en efecto, el asesino no hablaba, ni expresaba la más mínima cosa, solo miraba y actuaba como si una fuerza superior lo controlara con la mayor calma. ¿Qué era esta extraña situación?  Un día que empezó de la manera más común, terminaba con su muerte, a manos de un enajenado, alguien tan inocente de sus propios actos que no se le podía culpar, casi un ángel, un ángel.
Sentía un temor gigante. Aquella mirada lejana y el frío metal del arma en su boca. Había algo que estaba mal, terriblemente mal. ¿Por qué morir en una noche tan absurda? No habían muchas estrellas en el firmamento, el cuerpo no había conocido paz, ni gloria, ni dolor. Era una noche triste, noche seca. Hay algo de voluptuosidad en la muerte. Es sensual saber que se cruzan los límites del cuerpo, que se juega a caricias peligrosas con el borde de la existencia.
¿Podría ser? Solo recordaba algo, una palabra, un rostro, un asesino, un niño, una noche.                                  
Pero entonces miró bien: El asesino era él. Y su víctima, él.   Disparó el arma.

Y aun se le sigue viendo, muerto, andar por las calles.
Extrañando a alguien que mató.

martes, 4 de junio de 2013

Suite esquizofrenica.


1 – Pesadilla.

Juro que no fue solo por gula. Era una entrega un poco más sacra, algo así como una adoración. Pasé toda una noche, primero comiéndome el ojo lo más lento posible, con el mayor cuidado del mundo, luego, durante el resto del tiempo, lo único que hice fue succionar sus líquidos por el hueco que quedaba en el rostro.  Quería robarme su esencia,  robarle la vida ya asesinada, antes que escapara.  La maté y la convertí en una diosa,  la cual inmediatamente me hacia su víctima.  Tendría que rendirle culto a sus restos por esta noche infinita. Lo que pasa, es que yo le hablo desde la eternidad, porque ya he muerto para el tiempo. No crea que eso signifique que mi corazón ha dejado de palpitar o que la parte orgánica de mi cuerpo ha dejado de funcionar. No. Solo estoy en un lugar distinto, donde habito con solamente el cadáver de la diosa. Ya no se descompone, porque esta noche no acaba. ¿Me comprende? Y es aquí aparte de ella solo hay blanco y negro, y unas voces disparatadamente graves que me dicen cosas inentendibles, y un latido. A veces me parece que las paredes blancas son como corazones, y laten, desproporcionadamente, y lento, muy lento, como un monstruo agonizante.  ¿Será una pesadilla? No. Este es el verdadero origen. Antes de nacer viví aquí la eternidad. Ahora vuelvo a este lugar. Quizá he perdido mucho de humano desde que me la comí y su cuerpo habita en mí. Y cuando perdí lo humano, irremediablemente volví aquí, al origen. Mi verdadera infancia es esta, no la otra. El ser humano es ausencia, antes de ser humano era otra cosa, no tenía tiempo  y las paredes blancas palpitantes me hablaban y me desesperaban, me arrancaban la esperanza de ser.  Vuelvo a su seno.
El frenético movimiento de los órganos vitales. Puedo sentir bajo mi piel como ese gran sistema funciona dinámicamente. ¿Para qué? Mi sangre corre ferozmente, sin dudar. Podría yo morir entre latido y latido. No necesito más, solo escuchar el terrible cantar de mi corazón, una sola vez. Entonces encontraría un hogar.  Es lo mismo, la vida y la pesadilla. Un actuar indetenible de latidos, lentos, monstruosos, ininteligibles .  ¿Podría pedir que este tren desesperado cese su camino, encontrar una piedra donde forjar un altar y los latidos me dejen descansar?
Pero el palpitar es constante.
 Y mi infancia vuelve para recordármelo. El niño-fiebre, niño-blancura, la blancura temible de hospital viene a cobrar lo que es suyo.    Mi vida.






2-  Retorno.
He vagado durante siglos en esta atmosfera. Nada cambia, nada fluye, nada es. Mi cuerpo deforme transmuta pensamientos, que inmediatamente se pierden en los horizontes de este infinito. Sin embargo, un difuso llamado de otra existencia habita en mi pecho.

A veces, la incertidumbre me dicta que me concentre en aquella voz, que reconstruya el pasado y lo haga mi presente. “ He de retornar”. Pienso, pero entonces…¿retornar a donde?
Los recuerdos, como la neblina, desaparecen, dejándome sin rastro alguno sobre como volver. Me encuentro entonces en la nada.
Aquí he de quedarme.

3- Delirio.

Aquí, allá. Antes, después. Ahora. Nunca.
Son la misma cosa, soy el ser que lo habita todo. El tiempo se ha olvidado de mi, con él , la realidad.  He de arder, más nunca consumirme, siendo el espíritu de lo vegetal, la chispa del fuego inextinguible.

La diosa de cristal abre sus manos, permitiéndome morar en su seno, devorar sus entrañas, cual neonato enfurecido por la lujuria de vivir.  Mis sentidos no me engañan, han tomado el universo en su totalidad.
El futuro, pasado y presente son mis voces.
Yo soy el que existe antes del inicio y perdura después del fin.






4- Voces.
-          Hablo para mí y todos ellos que me habitan. Aquellos que conocen la verdad tras el espejo.
-          Que florezca un jardín, para nacer de nuevo.  Yo que soy todo lo que ves, he de entergarte a la ceguera profunda.
-          Porque nosotros, ellos, habitamos en tu piel y esperamos. Esperamos el día, el momento, la anhelada consagración al fuego.
-          Aquí estamos.
-          Aquí somos.
-          Aquí tendrás que afrontar la prueba final.
-          Nuestro encuentro.
5- Ceguera.
-          1-¿Tendrá esta pesadilla fin?
-          2- ¿Tendrá la vida fin?
-           1- Tendrá, pero dios no cesará de engendrar nuevas criaturas, con los mismos miedos de antaño.
-          2- Yo, que soy los que te habitan.
-          1- Yo, que soy las voces que escuchas.
-          2- He de entregarte al silencio.
-          1- He de ofrecerte la ceguera profunda.
-          2 -Hemos de crear un nuevo ser, uno perfecto, que comprenda  la vida en su totalidad, para descender sin dudas a su muerte.
-          1  -El ocaso y el despertar.
-          2- La sagrada purificación del fuego.
-          1- Este es el fin.

 

domingo, 26 de mayo de 2013

Fuego.

Un incendio perpetuado en mi voz
La muerte es la obertura,
Abraxas, íntima unión entre lo perfecto,
espíritu, llama y silencio.


En este punto,
todo lo que no tiene nombre vuelve a mí.
Sagrada purificación del fuego.

martes, 14 de mayo de 2013

Madrugada.


Espero no se ofenda. Es que en por estos días hace mucho frío. Yo los vi llegar, cada vez que uno pasaba al lado de un muro blanco, estaba allí escrito “Aquí bailan los muertos. “ Y luego, aparecía uno de ellos. Yo suelo caminar en la madrugada, me gusta el aire a esa misma hora. A esa hora siempre aparecen, siempre llegan.
No crea usted que estoy diciendo disparates. Puedo sentir los muertos cuando camino por la calle. Me ha tocado morir más de una vez por noche, cuando las voces de los que se fueron me hablan.  Quizá no logro ordenar mis pensamientos de una manera agradable, porque hay que ser agradable, para que las voces le hablen a uno y ellos aparezcan.  Recuerdo su mirada. Para la mayoría de los hombres, es imposible no sentirse atraído hacia ella. Yo la detesto. Desde la primera vez que la vi, sentí un desprecio incontrolable. La mataría si tuviera la oportunidad. Lo malo es que es un desprecio que sé bien, no acabará fácilmente. Lo primero es esto: El abismo que nos separa es insondable. Me agrada sentarme a su lado, escuchar sus palabras, imaginar las historias que cuenta. Creo que ella lo sabe. La mataría por que la desprecio, porque la amo y aun así, hablamos en idiomas distintos. Es muy tenaz, hablar en un idioma distinto. Y eso, cuando uno se empieza a enamorar, que los sentidos lo engañan, que uno quiere realmente que las palabras digan lo que es. ¿Es el silencio más elocuente, entonces?  ¿Alguna vez han intentado comprender a un animal de otra especie?  Pareciera uno entender los gestos, pero vaya a ver,  nunca se llega a lograrlo. Eso ocurre, eso ocurre. No se entiende nada, nada en lo absoluto. Uno es como una cosa muy pequeña, uno manda mensajes a otras islas, uno vive feliz y esa felicidad no se logra compartir.  
Eso pasa, con todo. Puedo pretender que comprendo algo, que alguien comprende, que eso existe. Pero es mentira. Nadie, nada, absolutamente nada es real.   Solo la furia.
Alejandra vendrá, lo sé. Y con ella, el fuego. En mi boca los muertos. En mi boca la tristeza. En mi boca el conocimiento perfecto de lo inútil.   Es hora que cuente la verdad: Yo nací en el 1800,  en un campo abierto. Tenía 11 años cuando la conocí. Éramos unos niños. Crecimos juntos. Alejandra  era silenciosa pero alegre. Su rostro era casi como el de una estatua de ángel.  Su presencia era parte indisoluble de la mía. A los 15 años, llegó la noche fatal. En un pequeño rincón de la finca, me trajo un pedazo de carne. Carne humana.  Me dijo que la comiera, que me llevaría a conocer una amiga especial.

lunes, 29 de abril de 2013

29 de abril.


Estoy en la esquina. Un hombre pálido me mira. Puedo distinguirle. Soy yo. Detrás del hombre,  perfilan sombras de infantes. ¿Acaso han muerto los que fui?  Una serpiente de plata se acerca. Sus palabras dicen de un mundo oculto entre las paredes de la realidad.  Recuerdo tu rostro. Tu rostro duro y frío, decepcionado. Puedo conjurar aquí infernal noche del Walpurguis. Consumirme en las llamas de lo que no será. Veo mi rostro en un reflejo.  No hay rostro, solo una sombra.  No hay cuerpo, solo un boceto de hombre. Soy un hombre, es decir, miento. Soy una mentira. Soy un trago amargo. Habrá alguna mujer que suspire, habrá alguna mujer que llore. Entonces el hombre existe, por un pequeño segundo, antes de volver a ser mentira.
El trueno me ha hablado. Recuerdo, justo en este instante, como todas las cosas se manifiestan. ¿Para qué continuar? Mi voz, nuevamente, es falsa. ¿Cómo ser uno cuando el tiempo se ha olvidado? Seré hierba, seré árboles, seré fuego. Soy hierba, árbol, fuego. Fui hierba, árbol, agua, fuego, odio. 
Y esta lo musical, si. Lo musical. La música no se detiene de sonar, sus ondas siguen rebotando en los huesos, en los recuerdos, en el espacio inalterado. Mis cuerdas vocales sufren de inexistencia, yo sufro de inexistencia. Porque todo lo demás existe, todo lo demás es real. Tan real, que el ser humano no puede conocerlo. Vi tu rostro frío y duro. Solo sé jugar.
Tú, canción. Tú, poema. Tú, terrible memoria que viene a devorarme en el frío. Te fuiste y dejaste un hielo en mi pecho.  Ausencia.

martes, 19 de marzo de 2013

Hay hogar. (Enemistades entre el tiempo y el tinto)

Ves pasar las horas,
¿Donde pretendes vivir,
si el tiempo no es tu amigo?

Si cada vez que puedes apartarte,
te tomas un café, y cual ingrato,
olvidas su existencia.

Puedes vivir en cualquier lugar,
en cualquier momento.
El tiempo no es tú enemigo.

Tomarse un café,
ver pasar gente, y después,
adiós.

Nadie te recordará,
y te alegras inmensamente de ello.
Nadie vivirá a tu lado.

Pero mientras este la calle,
el tinto, el cielo...

Hay hogar,
porque el tiempo no es amigo ni enemigo.
No te importa, ni tú a él.

Hay hogar,
el viento lo dice.
Nunca estás solo,
no puedes tener soledad.
Ese es un regalo del tiempo a sus allegados,
que tenlo por seguro, tú no recibirás.

Hay hogar,
el transcurso de la realidad te ha olvidado.
El río del destino no moja tus pies.
Los pasos que das,
las palabras que dices,
los impulsos que palpitas,
el tiempo no los borrará,
porque no te odia,
el tiempo no los guardará,
porque no te quiere.

Hay hogar, hay hogar..

domingo, 17 de marzo de 2013

Maniqui.

¿He perdido el don?
¿He tenido alguna vez un don?
¿He podido entenderla, entenderte alguna vez?
Mi corazón se quiebra.
Pero esto ya lo sabía desde antes,
soy ciego y sordo ante sus manisfestaciones.
Solo soy un tonto maniqui que repite
lo que en un papel esta escrito a ser liberado,
y no logro liberar.

jueves, 28 de febrero de 2013

Herida.

No se puede respirar desde la herida.
No se puede escribir desde la herida.
No se puede vivir desde la herida.

Quizá, pero sin la herida.
¿Qué queda?
La nada,
El vacío.
el hastío.

Que me lastimen a muerte,
para conocer la vida.
No quiero ser más una estatua de sal,
una impresión visual,
que dice más de lo que soy,
un simple tonto.

Ausencia y deseo.

Esta terrible ausencia de dolor.
Allí esta la clave.
¿Donde están las puñaladas de la vida?
¿Donde están las aciagas decisiones del destino?

Quiero probar los venenos,
y las palabras que duelen.
Quisiera que algo me importase,
más allá de toda imprecación mística.

¿Para qué ser tan humano?
Si después de conocer el infinito,
todo es tan bello, tan delicioso...
que después de conocerlo,
solo se puede desear la muerte.

miércoles, 13 de febrero de 2013

Canto muerto.



Las delicias de la negación,
florecen en mis labios.
Conocer de memoria
los placeres de la muerte.

Caerán como lluvia
las mañanas inalteradas,
y las profundas fosas
estarán llenas de esperanzas.

Hijos de la locura,
perfeccionaran sus artes
en el teatro mágico.

Hijos de la locura,
malbaratan una vida nueva,
con el mero propósito
de ver como se quema.

Aquí hay dioses de las aceras,
ninfas de los pántanos.
Hambrientas de carne,
palpitos surcando entre nombres.

Y todas las voces,
Y todas las voces.

Todas las voces
cantan en el idioma inefable,
la luz del sol es apenas
la primera señal.
Nada es real.
Nada es real.

lunes, 11 de febrero de 2013

¡Cantar!

¿Puede la ausencia ser el origen de toda presencia?
Aquí nace lo que no soy,
en el borde de la inexistencia.

Quizá haya un camino.
pero primero hay que preguntarse.
¿Hacia a donde?
¿A donde quiero llegar?

Al lugar donde la ceniza cante.
Que mi voz se desintegre,
que mi alma se queme en mil paraísos sonoros.
Para eso solo se necesita morir.

¿Entonces quiero la muerte?
Es una respuesta que ya sabía.

¿Y la música? Es una forma.
Un pájaro vuela en mi cabeza,
aletea en los bordes de mi cerebro.
Quiero perder la razón,
quiero no pensar.

Quiero comer loto.
Enloquecer

¡Y cantar!
Hasta el fin de mis días.

viernes, 8 de febrero de 2013

Caos.

¿Es una opción?
¿Es la única opción?
Quizá lo visible no es más que una mala broma.
No, ahora no lo tengo claro.
¿No son los snetidos el verdadero idioma de la esencia?

Quizá la risa, quizá el lugar inexistente,
quizá la alegría efímera antes de sumergirme en los delirios.
Las fuerzas constituyen el fin del camino, la puerta blanca.

¿Qué importa ya morir?
Ya sé que existe el infinito.
¿Qué importa ya vivir?
Ya sé que todo lazo es superfluo,
que todo tiempo es relativo,
que el sentimiento es solo un altar
como muchos otros.

¿Es el ser humano un ser fantastico entonces?
Que viva la noche, que viva el día.
Que viva lo que no es, que sea para siempre.
Mi razón es un aparato disfuncional,
un patético aderezo a mi acción salvaje.

¿Es esta la gran broma de la naturaleza?

¿Que el ser humano posea razón solo para ridiculizar su esencia animal?

Repito, la razón es una pequeña broma,
la razón es el sol que quema nuestras alas de ángel,
limita nuestra crueldad de cuervo.

Un árbol me da de beber, una fruta dulce: El silencio.
Mi piel grita por violencia.
¿Será que después de conocer la inmensidad del instante
no nos queda más que morir?

¿Cumplir el ciclo, vivir en la inconsciencia sagrada de todos los otros seres más avanzados?

Pregunto demasiado,
sabiendo ya desde mucho antes
que cualquier respuesta es equivocada.
Escribo tontamente, más se que las palabras nos hacen humanos.

La palabra no existen, el hombre tampoco.
Nada existe, nada es real, nada es preciso ni exacto.
Nada existe, a excepción del todo.

Fantasías, sueños caprichosos del dios que somos,
aquél absurdo e infantil creador que todo lo niega.

Las palabras son monstruos de la memoria,
lo primero que nos enseñan de niños
es a mendigarle existencia a las sílabas.

Las palabras son bestias y guardianes de la somnolencia,
dela verdadera y única muerte:
El encarcelamiento entre barrotes imaginarios.

Soy lo único que resta de mi humanidad,
un inmenso sentido de aversión
hacia el lenguaje y sus crueldades.

Cuando los idiomas mueran en su cruz,
podremos renacer en el jardín primo,
en la cuna mortal,
lo único que es cierto:  El caos.

viernes, 1 de febrero de 2013

Desierto. (Incompleto y sin correciones)

Supongo que está dormida. Hace muchos días que viajamos juntos por este desierto sin fin... ¿Es esta la manera correcta de empezar una historia? Espero pueda terminar mi relato.  Mi nombre es Riletihak, soy un explorador aficionado, un tipo de tonto que camina por lugares inhabitados con mucho equipaje, solía emprender mis viajes solo... hasta hace poco.  Lo que contaré aquí puede ser poco creíble, si el lector cree que miento, será su decisión personal. Yo escribo honestamente lo que mis sentidos me dictaron.

Soy oriundo de Aibmoloc, conocido mundialmente como el "mejor" lugar para hacer expedición. Los registros señalan más de tres mil doscientas desapariciones por año. Se sabe,o bueno, se supone que casi el 80  % del país esta deshabitado. Solo en los bordes fronterizos existen pequeñas aldeas... el resto, pues bien, es un gran desierto, el desierto más grande del planeta. En el año 1950 se expidió una prohibición por parte de la ALP en la que  ningún ser humano registrado en el Gran Patrimonio Mundial podía entrar en el desierto de Aibmoloc. Al parecer, en una cumbre de presidentes del ALP habían considerado potencialmente peligroso entrar en este país. Desde entonces, gracias al impulso de quebrantar cualquier ley menor, las expediciones se hicieron en cantidades exuberantes, caravanas de miles de personas viajaban hacia Aibmoloc para adentrarse en sus secretos. Era el único sitio virgen que quedaba en el planeta luego de tantas guerras mundiales, alianzas políticas y la explotación de petroleo hasta no quedar una sola gota del mineral.  La mayoría de los expedicionarios fueron detenidos por las autoridades en diferentes partes del mundo antes de llegar al país, las aduanas en los aeropuertos detenían a cualquiera que viajara a kilómetros de distancia del gigantesco desierto. Los que lograron llegar al desierto, según dicen, no volvieron jamás.

Los rumores se dispararon, mientras más personas desaparecían, mayor era la fortuna que se encontraba en Aibmoloc. Había de todo: Sirenas de arena que engullían después de hechizar con su canto, un palacio antiguo oculto bajo la tierra, genios, magos, bases militares secretas, alienigenas y por último, algo que no era difícil suponer: Bajo un desierto que nunca había sido explorado, lo único que podía haber era petroleo, por cantidades exuberantes. Las personas en las ciudades de acero soñaba con el líquido negro, como si fuera el paraíso, como si fuera el camino hacia la santidad. Explicar las precarias condiciones de estas ciudades y personas, sería una perdida de tiempo. Resumo: Ciudades negras, sin una sola vegetación, comida prefabricada, mentes prefabricadas, todas las ciudades del mundo iguales.

La ALP existe desde 2024, luego de diez años de una cruda guerra entre cientos de naciones, cuando todo parecía desembocar en una catástrofe nuclear, la organización apareció tal cual Cristo en su cruz para detener la guerra entre las naciones bajo un símbolo de paz y prosperidad: El petroleo.La verdad es que unos pocos dirigentes de ciertos países habian organizado la fachada de la guerra, los mismos que eran la cabeza de la ALP.  Las naciones se derrumbaron, las fronteras se esfumaron en el aire. Solo existía un solo dios, un solo presidente, un solo rey y monarca: La ALP y sus promesas de paz.  Obviamente, las personas creían fielmente en sus sacerdotes vestidos de trajes y sonrisas hipocritas. Reinó (y reina) la hambruna, la pobreza, la desigualdad. Pero por encima de todo la que más sufrió fue la Naturaleza. El próposito del hombre ya no era el dinero, el papel moneda existia como una formalidad. Los hombres del nuevo mundo tenían una nueva misión: Alimentar las gordas "colmenas" de ALP con petroleo. El estatus, la calidad de vida, las condiciones de salud y vivienda de un hombre se medía por la cantidad de oro negro aportado a las colmenas.  Bajo esta nueva visión del mundo hay muchos aspectos que comentar, que organizar y analizar, pero no es el propósito de esta historia. Esto, señor lector, lo sabrá usted de memoria, pues vive en este planeta, conoce el orden absurdo de la sociedad, de la forma en como controlan nuestra, tan apreciada y siempre defendida por la ALP, libertad.

Nací en una de las aldeas remotas de Aibmoloc, fronteriza con el desierto. Mi tribu, Munakhril, porque vivíamos como una tribu, lejos de las garras de la ALP, estaba formada por humanos habituados a vivir con el desierto y no con los demás humanos, nuestro idioma era totalmente diferente, no sabíamos ni leer ni escribir, eramos más animales del desierto que personas, y era claro, así nos consideraba la organización mundial. Nunca se acercaban, no les importaba nuestra forma de vida y eso era perfecto, a nosotros nunca nos importó la forma de vida de ellos.  Nuestra supervivencia era difícil para un hombre común, pero cuestión de sabiduría ancestral para nosotros.  Lo primero que aprendíamos desde pequeños era esto: Nunca ningún hombre había vuelto con vida del centro de Teloakin, el gran desierto. Los hombres de las aldeas vivirían a sus alrededores, pero nunca comprenderían su enfurecido corazón. Solo cuando los espiritus viejos consideraban que era hora de partir, se ofrecían voluntariamente a Teloakin, entrando en sus furiosas arenas hasta desaparecer. Era indigno para cualquier oriundo de Aibmoloc morir en cualquier otro sitio que no fuera en el centro del desierto.

Yo era apenas un niño cuando encontré una extranjero en un pequeño bosque cerca a la aldea, había caido en una trampa honda, en la que se había roto las dos piernas. Tenía aspecto de estúpido, y no puedo negar que pensé en dejarlo allí tirado, hasta que el sol lo devorara. Para nosotros, los Telikritok, el Sol (Paleli)  es uno de los seres más importantes de la naturaleza, por tanto puede hablar, escuchar, pensar y actuar a su placer, cosa tan natural como obvia, siendo el más potente de todos los seres. Quizá, era lo justo.
Lo escuché entonces recitar algo, no entendía, no conocía el idioma de los extranjeros, pero era algo repetitivo, parecido a una oración. Por alguna singular razón, las palabras de aquél hombre me interesaban, parecía como si estuviera resignado a morir, sintiendo venir de él una singular calma. Estaba aceptando a la muerte con paz. Eso era poco común en esos escandalosos extranjeros.

Me acerqué lo suficiente para que notara mi presencia. Se asustó al verme, pero luego recupero la tranquilidad al saberme apenas un niño. En su mirada había algo poco común. Sabiduría. ¿Pero como podía sentir ese tipo de respeto ante un extranjero? Me sentía en presencia de un chaman, como los pocos que existen en nuestras tribus. Actué rápidamente, lo saqué del agujero sin mayor dificultad y lo lleve en mi espalda hasta mi aldea.  Yo sabía muy bien, los extranjeros están prohibidos, pero si mis presentimientos eran correctos, el cacique Rihismal lo aceptaría. Una fuerte onda espiritual crecía en este extranjero.  Si por lo contrario era rechazado, hubiera sido mejor que lo dejara en ese hueco. Lo incendiarían vivo, ofreciendolo en tributo al dios Paleli, y tal vez,  también a mi, por traer un corruptor del mundo a la aldea.

Cuando entré con él cargado a la aldea, la mayoría de los guerreros me rodearon. Bastante desprecio me tenian ya, por ser un hijo de nadie, encontrado entre los árboles cuando era un bebe y adoptado por el cacique. Siempre se creyó que yo venía de más adentro del desierto, que era un demonio de la arena, un tipo de sombra encarnada en un bebé. Si no fuera por la protección de Rhismal, me hubieran sacrificado hace mucho tiempo. Ahora que traía un extranjero, era la ocasión perfecta para deshacerse de mí con el Fuego. Estaba agotado de caminar tanto con un cuerpo a mis espaldas, que por cierto, había permanecido en total silencio.  Caí rendido, mientras los hombres se acercaban.

Cuando estaban a punto de tomarnos cautivos, el extranjero pronunció una de nuestras más conocidas oraciones a los espíritus del bosque. ¿Como era posible? Todos estaban sorprendidos. Su voz era potente, capaz de congelar a cualquier hombre con una frase. ¿Quién era aquél hombre? Un fuego verde hizo un círculo de protección alrededor de nosotros. Los hombres estaban asustados, gritando: " Aquél muchacho trajo otro demonio consigo, es mal augurio. Es un castigo por tener en tierra sagrada a quien vino del desierto!" Las llamas se hacían más intensas. Las oraciones del extranjero continuaban, mientras este no parecía darse por enterado de nada. Su mirada fija al cielo lo convertía en un cadáver mágico, un hechicero proveniente del mundo de los muertos.

Rhismal se acercaba. Su presencia podía sentirse desde lejos, él era el único que podía tratar con el extranjero. Si él no lo detenía, nadie más lo haría. Era el ser más extraordinario que conocía, podía pasar horas enteras hablando con la arena, los arboles y el sol. Era el guía espiritual de todo lo que vibraba en nuestra aldea. Sus ojos negros, endurecidos por el paso del tiempo, se fijaron en la escena. Sonrió con paternal gesto, acercándose hasta donde estábamos. Recitando:

"A los bosques y la neblina, material importante para el alma de cada ser humano.
Aquí están los espíritus, aquí están las voces. La gran bendición del sol, la energía de la Madre,
 Aquí están los hijos... Mi pecho esta abierto, seré el cause de su río.
 Jaguar, poseedor del fuego. ¡Ven a mí, desgarra mis entrañas, haz el altar del nuevo día!"

Y las llamas desparecieron.  Los hombres, ahora si, valientes, se abalanzaron sobre el extranjero, pero antes que llegaran a tocarlo, la voz de Rhismal sonó como el trueno. " Deténganse  cobardes. ¿Tan sordos y ciegos están, que no pueden reconocer a uno de los cuales el dios baño en agua sagrada, al inicio de los tiempos, en la gran historia de la laguna del Khirasklo?"
Todos los hombres se detuvieron estupefactos. Era la primera vez que Rhismal se dirigía a ellos en un tono tan enérgico, y más aún, la antigua leyenda de la laguna de Khirasklo, considerados por todos como algo imposible. ¿ Existían hombres que fueron bañados en una laguna en el centro del desierto de Aibmoloc?

El extranjero calmó su furia. Dejo de orar y las llamas se extinguieron. Sus piernas estaban funcionales de nuevo, ahora estaba firme enfrente de todos los hombres. No tenía nada de amenazante en sus facciones, emanaba serenidad de su rostro. Rhismal se acercó con tranquilidad, y dijo: "Bienvenido, espíritu antiguo."
El extranjero hizo una venia y se arrodillo frente a Rhismal, besando la tierra sobre la cual estaban los pies del cacique.  Para la sorpresa de todos, de aquél lugar creció una flor, un poco oscura.  Rhismal suspendió en silencio, era una antigua forma de apresar seres vivos. Todo el terreno alrededor de la flor estaría suspendida para siempre en el río del tiempo. El extranjero era peligroso.

Yo había escuchado antes de aquél hechizo, la flor consumiría el flujo del tiempo en contados instantes. Pronto perdería a Rhismal para siempre, siendo este obligado a vagar por dimensiones intocables a otro ser.
Corrí lo más rápido posible, antes que el extranjero pudiera detenerme, arranqué la flor de un mordisco, trangandomela. Si el tiempo había de detenerse en un lugar, que fuera uno que pudiera encerrarlo entre sus huesos.  Uno de los antiguos refranes  Munakhril, era este: "El tiempo es el dios que puede devorarlo todo, menos a sí mismo."  Desde ese momento, dejé de ser humano, si es que en algún momento lo había sido.

Empecé a alucinar: El cielo se derritió suavemente en mis venas, trayendo consigo todas las luces eternas. Pude comprender todos los idiomas, todas las mentes, todos los cuerpos. Viajé desde el inicio de los tiempos, hasta el más lejano de los futuros: Había vivido toda la humanidad en un instante. Las voces comenzaron a hablar, para no dejarme más. Conocí al Fuego, quien me dio la capacidad para arder y nunca extinguirme. Me transforme en pájaro, serpiente y alacrán  Conocí el fondo de los mares, donde el más antiguo de los caciques cantaba al Espíritu: "Somos uno solo."
Todo en mi ardió. Aprendí lo imposible, olvide mi existencia para serlo todo.
Y por fin, luego de tanto ruido, de tanto conocimiento, de tanto fuego y ceniza, me abrazó un ser, el único realmente vivo, el verdadero.  El silencio.

Habitó en mi durante siglos. El tiempo había perdido la batalla, mi cuerpo lo había devorado. Un segundo puede ser entones una eternidad, un infinito. Me transformé en un colector de inmortalidades.
El silencio me enseño, fue mi maestro. Estaba en un círculo de luz. Todo lo demás era oscuridad, oscuridad sensual, no temible. Rhismal apareció caminando. Se sentó a mi lado sin decir una palabra, más yo comprendía todo: Se sacrificaría para que yo pudiera escapar. Aunque el tiempo me había apresado, yo vivía en una dimensión aparte a la realidad. Yo me negué con el pensamiento, hablar era innecesario.
Pero su fuerza espiritual era gigante, se levanto, y con un solo gesto de manos destruyó aquella dimensión. Su cuerpo era necesario, pero no era problema. Viviríamos juntos, el tiempo, las dimensiones, él y yo, en mi solo cuerpo. "Toda vida es un flujo de energías sujetas al cambio. La muerte no existe." me dijo  rompiendo el silencio. Fue la última enseñanza que me dio, antes de volverse una parte más de mi.
Era increíble, la sabiduría de un ser tan antiguo. Pude entender lo que me faltaba, el universo entero estaba a mi lado.

martes, 29 de enero de 2013

Plegaria y fuego.


Mis huesos hablan desesperados,
Entre los pliegues de mi carne
Voces  gritan desesperadas.
¿Qué es esta ansía tan conocida,
Pero que siempre es nueva?
¿Qué es esta extraña ausencia,
Este ahogo en la media noche,
Esta ganas irremediables de estar a su lado?

Sus ojos se me antojan
Luces distantes,
Su piel se me presenta
jardín antiguo de los delirios.

¡Acerquese!
Este fuego no quiere arder
En el amplio y solitario espacio de la noche.
Este fuego quiere arder
En el altar sagrado de su pecho.
Mi alma quema en exceso,
En busca de sus manos,
Su cuerpo, su corazón,
Sus labios, sus mejillas,
Su espalda, su abrazo.
Amplíe mi furia, puesto que no es mala,
 nos llevará juntos
Al borde de lo desconocido.

¡Solo usted puede otorgarnos
El consumirnos más nunca extinguirnos!

martes, 1 de enero de 2013

El agua de los muertos se seca pronto.

Aquí, entre tantos rostros. Todo el mundo viene por un camino distinto. No somos los seres más inteligentes del planeta, eso se nota con un solo vistazo sobre la muchedumbre. Me duele la mandíbula.Hay un olor a candela entre los cuerpos. Esto es una máquina hace tontos, yo estoy de primero, lo sé.  Muchos sonríen. Me tomo otro trago de aguardiente, no quisiera estar aquí, mas mis pies no se mueven. Pienso en el cementerio en la otra esquina del pueblo, su silencio inmenso. Tal vez, allá, entre las sombras, los muertos cantan también  Y cabe la probabilidad que no sean tan tontos como nosotros, que alguna estrella los guíe, les de un ritual donde la carne se queme y se beba.

No, no es así. El ritual esta aquí, solo que no fuimos los hijos predilectos de la Madre. Estamos hechos para destruirnos, para finalizar el ciclo. Somos justo lo que ella quiere, los verdugos de todo lo creado. Es nuestro llamado. Con solo verlos a los ojos puedo imaginarme sus muertes, cáncer  puñaladas, accidentes. Ya lo sé, ya lo sé. Ese es el propósito, me gustaría arrancarle los brazos a varios de aquí a machetazos, ¿eso si te haría feliz, no?  Todos se convierten en esqueletos, el bar me muestra su verdadera apariencia, unas ruinas lanzadas al viento. Bien lo dijo aquél poeta, primero existió la ruina, y en el fondo, siempre se es la ruina.
Eres fuego, eres noche. Eres lo más bello, espíritu de los valles... pero por qué nos diste el trabajo sucio?
Te adoro con todo mi ser, pero no hay que negarte nada...has sido una hijodeputa con nosotros.

Eso le dije a un oído que caminaba lejos de su cuerpo. Escuche bien mi amigo, todo es eterno, todo pasa tan rápido pero aquí pertenece, en la división que no vemos del tiempo. Todo es eterno, y es simple. Viviremos para siempre. No nos crearon para tener o perder, solo para buscar. Todo es eterno, amigo oído. Todo es eterno.

¿Acaso esta cruel borrachera no durará lo que llaman un infinito? ¿Acaso en el aire no quedan los suspiros, las lágrimas,los gritos y los orgasmos? ¡Ah! Tanta vida... el viento lo dice. El viento lo dice. Hay quienes pueden escuchar el viento, y que les dice?

No hay fin. No hay fin. Es demasiado cruel para que nos demos cuenta. Todo es eterno.
Un cigarrillo, un culo. Una mirada.
Pienso en los muertos, deben estar tirando en el cementerio, la lujuria me invade. ¿Seré necrofilico? No me apena decirlo, me acostaría con la primera mujer que se me acercara, también con una muerta.               Conozco su voz, conozco su llamado. Por eso no le temo.
Ya recuerdo porque no le temo.
Apenas hoy pude secarme el alma después de haber muerto ahogado en el río hace dos días.                                   En el bar no dijeron nada, porque el agua de los muertos se seca pronto.

Todo es eterno. Otro aguardiente.