miércoles, 5 de marzo de 2014

Para no morir.

Abraza el sensual cuerpo de la fiebre,
y escucha la voz tentadora de la muerte.
En su seno escucha las palabras,
que cuando eras  flor expirabas.

Y cuando sea la hora justa,
canta para no morir.

sábado, 1 de marzo de 2014

Esperanzas.



La fiebre es la mensajera del ocaso
un beso y una palabra,
un abrazo y un esqueleto.
¿Contendrá alguna carta más que esto?

Solo se puede esperar morir
o entretenerse tontamente hasta envejecer.

¿Contendrá algún mensaje otro credo?

Vendrán desde otro sitio criaturas en las cuales creer,
poemas sin pronunciar,
rostros faltos por conocer
y esperanzas que alegren los huesos.

lunes, 7 de octubre de 2013

Lejanía.

Extraño es  perderse en un imaginario,
creer en el hogar habitado por ojos ajenos.
Un ave extiende sus alas sobre mi rostro,
alzando un canto que anhela su lejanía.


Sentir pasión por un color que no se ve,
caminar con pasos inexistentes,
ofrecer una mano impalpable,
hablar con la voz de lo que no nace.

Aquí,
una sombra se posa en mi sonrisa,
quema mi pensar, aturde mis sentidos,
y entonces una felicidad ácida me consume.

Hay algo que me inquieta,
trás la noche, hay otra noche.
Una en que la luz posee nombre propio.
Y yo anhelo, como un niño.

sábado, 13 de julio de 2013

Asesinato.


El hombre tomó el revólver en su mano, con determinación, lo puso en la boca de su víctima. Los ojos de este reflejaban temor puro.Los labios temblaban. Sabía que su asesino no dudaría. Sin embargo, no podía decir de este que fuera un ser malvado.  Sus gestos eran tan ajenos a cualquier pensamiento que pensaba que estaba a punto de morir en las manos de un recién nacido.  Y en efecto, el asesino no hablaba, ni expresaba la más mínima cosa, solo miraba y actuaba como si una fuerza superior lo controlara con la mayor calma. ¿Qué era esta extraña situación?  Un día que empezó de la manera más común, terminaba con su muerte, a manos de un enajenado, alguien tan inocente de sus propios actos que no se le podía culpar, casi un ángel, un ángel.
Sentía un temor gigante. Aquella mirada lejana y el frío metal del arma en su boca. Había algo que estaba mal, terriblemente mal. ¿Por qué morir en una noche tan absurda? No habían muchas estrellas en el firmamento, el cuerpo no había conocido paz, ni gloria, ni dolor. Era una noche triste, noche seca. Hay algo de voluptuosidad en la muerte. Es sensual saber que se cruzan los límites del cuerpo, que se juega a caricias peligrosas con el borde de la existencia.
¿Podría ser? Solo recordaba algo, una palabra, un rostro, un asesino, un niño, una noche.                                  
Pero entonces miró bien: El asesino era él. Y su víctima, él.   Disparó el arma.

Y aun se le sigue viendo, muerto, andar por las calles.
Extrañando a alguien que mató.

martes, 4 de junio de 2013

Suite esquizofrenica.


1 – Pesadilla.

Juro que no fue solo por gula. Era una entrega un poco más sacra, algo así como una adoración. Pasé toda una noche, primero comiéndome el ojo lo más lento posible, con el mayor cuidado del mundo, luego, durante el resto del tiempo, lo único que hice fue succionar sus líquidos por el hueco que quedaba en el rostro.  Quería robarme su esencia,  robarle la vida ya asesinada, antes que escapara.  La maté y la convertí en una diosa,  la cual inmediatamente me hacia su víctima.  Tendría que rendirle culto a sus restos por esta noche infinita. Lo que pasa, es que yo le hablo desde la eternidad, porque ya he muerto para el tiempo. No crea que eso signifique que mi corazón ha dejado de palpitar o que la parte orgánica de mi cuerpo ha dejado de funcionar. No. Solo estoy en un lugar distinto, donde habito con solamente el cadáver de la diosa. Ya no se descompone, porque esta noche no acaba. ¿Me comprende? Y es aquí aparte de ella solo hay blanco y negro, y unas voces disparatadamente graves que me dicen cosas inentendibles, y un latido. A veces me parece que las paredes blancas son como corazones, y laten, desproporcionadamente, y lento, muy lento, como un monstruo agonizante.  ¿Será una pesadilla? No. Este es el verdadero origen. Antes de nacer viví aquí la eternidad. Ahora vuelvo a este lugar. Quizá he perdido mucho de humano desde que me la comí y su cuerpo habita en mí. Y cuando perdí lo humano, irremediablemente volví aquí, al origen. Mi verdadera infancia es esta, no la otra. El ser humano es ausencia, antes de ser humano era otra cosa, no tenía tiempo  y las paredes blancas palpitantes me hablaban y me desesperaban, me arrancaban la esperanza de ser.  Vuelvo a su seno.
El frenético movimiento de los órganos vitales. Puedo sentir bajo mi piel como ese gran sistema funciona dinámicamente. ¿Para qué? Mi sangre corre ferozmente, sin dudar. Podría yo morir entre latido y latido. No necesito más, solo escuchar el terrible cantar de mi corazón, una sola vez. Entonces encontraría un hogar.  Es lo mismo, la vida y la pesadilla. Un actuar indetenible de latidos, lentos, monstruosos, ininteligibles .  ¿Podría pedir que este tren desesperado cese su camino, encontrar una piedra donde forjar un altar y los latidos me dejen descansar?
Pero el palpitar es constante.
 Y mi infancia vuelve para recordármelo. El niño-fiebre, niño-blancura, la blancura temible de hospital viene a cobrar lo que es suyo.    Mi vida.






2-  Retorno.
He vagado durante siglos en esta atmosfera. Nada cambia, nada fluye, nada es. Mi cuerpo deforme transmuta pensamientos, que inmediatamente se pierden en los horizontes de este infinito. Sin embargo, un difuso llamado de otra existencia habita en mi pecho.

A veces, la incertidumbre me dicta que me concentre en aquella voz, que reconstruya el pasado y lo haga mi presente. “ He de retornar”. Pienso, pero entonces…¿retornar a donde?
Los recuerdos, como la neblina, desaparecen, dejándome sin rastro alguno sobre como volver. Me encuentro entonces en la nada.
Aquí he de quedarme.

3- Delirio.

Aquí, allá. Antes, después. Ahora. Nunca.
Son la misma cosa, soy el ser que lo habita todo. El tiempo se ha olvidado de mi, con él , la realidad.  He de arder, más nunca consumirme, siendo el espíritu de lo vegetal, la chispa del fuego inextinguible.

La diosa de cristal abre sus manos, permitiéndome morar en su seno, devorar sus entrañas, cual neonato enfurecido por la lujuria de vivir.  Mis sentidos no me engañan, han tomado el universo en su totalidad.
El futuro, pasado y presente son mis voces.
Yo soy el que existe antes del inicio y perdura después del fin.






4- Voces.
-          Hablo para mí y todos ellos que me habitan. Aquellos que conocen la verdad tras el espejo.
-          Que florezca un jardín, para nacer de nuevo.  Yo que soy todo lo que ves, he de entergarte a la ceguera profunda.
-          Porque nosotros, ellos, habitamos en tu piel y esperamos. Esperamos el día, el momento, la anhelada consagración al fuego.
-          Aquí estamos.
-          Aquí somos.
-          Aquí tendrás que afrontar la prueba final.
-          Nuestro encuentro.
5- Ceguera.
-          1-¿Tendrá esta pesadilla fin?
-          2- ¿Tendrá la vida fin?
-           1- Tendrá, pero dios no cesará de engendrar nuevas criaturas, con los mismos miedos de antaño.
-          2- Yo, que soy los que te habitan.
-          1- Yo, que soy las voces que escuchas.
-          2- He de entregarte al silencio.
-          1- He de ofrecerte la ceguera profunda.
-          2 -Hemos de crear un nuevo ser, uno perfecto, que comprenda  la vida en su totalidad, para descender sin dudas a su muerte.
-          1  -El ocaso y el despertar.
-          2- La sagrada purificación del fuego.
-          1- Este es el fin.

 

domingo, 26 de mayo de 2013

Fuego.

Un incendio perpetuado en mi voz
La muerte es la obertura,
Abraxas, íntima unión entre lo perfecto,
espíritu, llama y silencio.


En este punto,
todo lo que no tiene nombre vuelve a mí.
Sagrada purificación del fuego.

martes, 14 de mayo de 2013

Madrugada.


Espero no se ofenda. Es que en por estos días hace mucho frío. Yo los vi llegar, cada vez que uno pasaba al lado de un muro blanco, estaba allí escrito “Aquí bailan los muertos. “ Y luego, aparecía uno de ellos. Yo suelo caminar en la madrugada, me gusta el aire a esa misma hora. A esa hora siempre aparecen, siempre llegan.
No crea usted que estoy diciendo disparates. Puedo sentir los muertos cuando camino por la calle. Me ha tocado morir más de una vez por noche, cuando las voces de los que se fueron me hablan.  Quizá no logro ordenar mis pensamientos de una manera agradable, porque hay que ser agradable, para que las voces le hablen a uno y ellos aparezcan.  Recuerdo su mirada. Para la mayoría de los hombres, es imposible no sentirse atraído hacia ella. Yo la detesto. Desde la primera vez que la vi, sentí un desprecio incontrolable. La mataría si tuviera la oportunidad. Lo malo es que es un desprecio que sé bien, no acabará fácilmente. Lo primero es esto: El abismo que nos separa es insondable. Me agrada sentarme a su lado, escuchar sus palabras, imaginar las historias que cuenta. Creo que ella lo sabe. La mataría por que la desprecio, porque la amo y aun así, hablamos en idiomas distintos. Es muy tenaz, hablar en un idioma distinto. Y eso, cuando uno se empieza a enamorar, que los sentidos lo engañan, que uno quiere realmente que las palabras digan lo que es. ¿Es el silencio más elocuente, entonces?  ¿Alguna vez han intentado comprender a un animal de otra especie?  Pareciera uno entender los gestos, pero vaya a ver,  nunca se llega a lograrlo. Eso ocurre, eso ocurre. No se entiende nada, nada en lo absoluto. Uno es como una cosa muy pequeña, uno manda mensajes a otras islas, uno vive feliz y esa felicidad no se logra compartir.  
Eso pasa, con todo. Puedo pretender que comprendo algo, que alguien comprende, que eso existe. Pero es mentira. Nadie, nada, absolutamente nada es real.   Solo la furia.
Alejandra vendrá, lo sé. Y con ella, el fuego. En mi boca los muertos. En mi boca la tristeza. En mi boca el conocimiento perfecto de lo inútil.   Es hora que cuente la verdad: Yo nací en el 1800,  en un campo abierto. Tenía 11 años cuando la conocí. Éramos unos niños. Crecimos juntos. Alejandra  era silenciosa pero alegre. Su rostro era casi como el de una estatua de ángel.  Su presencia era parte indisoluble de la mía. A los 15 años, llegó la noche fatal. En un pequeño rincón de la finca, me trajo un pedazo de carne. Carne humana.  Me dijo que la comiera, que me llevaría a conocer una amiga especial.

lunes, 29 de abril de 2013

29 de abril.


Estoy en la esquina. Un hombre pálido me mira. Puedo distinguirle. Soy yo. Detrás del hombre,  perfilan sombras de infantes. ¿Acaso han muerto los que fui?  Una serpiente de plata se acerca. Sus palabras dicen de un mundo oculto entre las paredes de la realidad.  Recuerdo tu rostro. Tu rostro duro y frío, decepcionado. Puedo conjurar aquí infernal noche del Walpurguis. Consumirme en las llamas de lo que no será. Veo mi rostro en un reflejo.  No hay rostro, solo una sombra.  No hay cuerpo, solo un boceto de hombre. Soy un hombre, es decir, miento. Soy una mentira. Soy un trago amargo. Habrá alguna mujer que suspire, habrá alguna mujer que llore. Entonces el hombre existe, por un pequeño segundo, antes de volver a ser mentira.
El trueno me ha hablado. Recuerdo, justo en este instante, como todas las cosas se manifiestan. ¿Para qué continuar? Mi voz, nuevamente, es falsa. ¿Cómo ser uno cuando el tiempo se ha olvidado? Seré hierba, seré árboles, seré fuego. Soy hierba, árbol, fuego. Fui hierba, árbol, agua, fuego, odio. 
Y esta lo musical, si. Lo musical. La música no se detiene de sonar, sus ondas siguen rebotando en los huesos, en los recuerdos, en el espacio inalterado. Mis cuerdas vocales sufren de inexistencia, yo sufro de inexistencia. Porque todo lo demás existe, todo lo demás es real. Tan real, que el ser humano no puede conocerlo. Vi tu rostro frío y duro. Solo sé jugar.
Tú, canción. Tú, poema. Tú, terrible memoria que viene a devorarme en el frío. Te fuiste y dejaste un hielo en mi pecho.  Ausencia.

martes, 19 de marzo de 2013

Hay hogar. (Enemistades entre el tiempo y el tinto)

Ves pasar las horas,
¿Donde pretendes vivir,
si el tiempo no es tu amigo?

Si cada vez que puedes apartarte,
te tomas un café, y cual ingrato,
olvidas su existencia.

Puedes vivir en cualquier lugar,
en cualquier momento.
El tiempo no es tú enemigo.

Tomarse un café,
ver pasar gente, y después,
adiós.

Nadie te recordará,
y te alegras inmensamente de ello.
Nadie vivirá a tu lado.

Pero mientras este la calle,
el tinto, el cielo...

Hay hogar,
porque el tiempo no es amigo ni enemigo.
No te importa, ni tú a él.

Hay hogar,
el viento lo dice.
Nunca estás solo,
no puedes tener soledad.
Ese es un regalo del tiempo a sus allegados,
que tenlo por seguro, tú no recibirás.

Hay hogar,
el transcurso de la realidad te ha olvidado.
El río del destino no moja tus pies.
Los pasos que das,
las palabras que dices,
los impulsos que palpitas,
el tiempo no los borrará,
porque no te odia,
el tiempo no los guardará,
porque no te quiere.

Hay hogar, hay hogar..

domingo, 17 de marzo de 2013

Maniqui.

¿He perdido el don?
¿He tenido alguna vez un don?
¿He podido entenderla, entenderte alguna vez?
Mi corazón se quiebra.
Pero esto ya lo sabía desde antes,
soy ciego y sordo ante sus manisfestaciones.
Solo soy un tonto maniqui que repite
lo que en un papel esta escrito a ser liberado,
y no logro liberar.