domingo, 29 de julio de 2012

Soledad.

El rumor de lágrimas
en lo profundo
entre los ruidos sordos
de la memoria aturdida.

Aquella voz cruza mi voz
se enreda en un pasado
atado a antiguos oficios
y religiones olvidadas de dolor.

Quienes te escuchan
tienen tus propios oídos
Quienes te ven
tienen tu mismo rostro.

Seres transfigurados por el silencio.

Esta soledad no es nociva ni deprimente.
Igual que el ser emplumado, tiene rostro de infante.
Esta soledad baila compases que no existen,
se resume a sí misma en silabas impronunciables.

sábado, 28 de julio de 2012

Tortura.

El hombre no se había rendido aún. Conocía muy bien este tipo de casos, no me alarmaba. Primero, la valentía, el amor a la integridad, al a dignidad y la libertad. Luego, suplicas, violencias, insultos, y al final, lágrimas. Yo sabía muy bien que no era inocente, tampoco realmente culpable, pero debía torturarlo hasta que aceptara ser culpable.
¿Por qué? Por placer.

Por su rostro, digno aún, corría un pequeño riachuelo de sangre. Probé el líquido con mi lengua... El hombre calló inmediatamente. Que fuera  una mujer y no un hombre quien lo humillara de esta manera era algo que yo sabía bien, lastimaba su amor propio más allá de cualquier frontera. Tipos orgullosos como estos me encantan a la hora del suplicio. Este era un trabajo importante. Era un político joven, un granuja corrupto y pretencioso, que como el viento había soplado a su favor en los últimos tiempos en el juego de poderes del país, estaba confiado en que era un  personaje "intocable".

Dejé que se calmara por un momento, le solté las cadenas y lo dejé ponerse su vestimenta elegante de nuevo. Inevitablemente, el hombre creyó que todo había acabado y que había sido una broma de mal gusto, contra la cual descargaría todo el peso de sus influencias. Así dijo, petulante: "Llamaré a mi abogado. Intentaré que a ti te den poca pena, pero a los que están detrás de esto...ya lo veran".

Lo que más risa me dio fue su indulgencia conmigo. Era una forma de devolverme las humillaciones, de pretender superioridad. No entendía que si lo dejaba libre por unos instantes era solo para aprisionarlo de nuevo, y sufriera un poco más por su añorada libertad. Los humanos solo apreciamos lo que podemos palpar en momentos de desesperación. 

Soy una mujer atractiva, lo sé muy bien. A pesar de las noches enteras que he pasado torturando gente, no he perdido mi encanto femenino. A veces, coqueteo con los que ya no tienen más esperanza en el mundo. Este hombre, definitivamente, no era uno de ellos. Pero intentaría algo nuevo esta vez. Mi cuerpo es un buen cuerpo, Tengo labios bellos, sutiles. No soy muy alta, tampoco bastante bajita. Un poco perfecta, mis piernas, exquisitas.  Mis senos son grandes, buenos, firmes. Solo sufro de un defecto. Tengo pecas en mi espalda. 

Me quite la blusa sin decir nada. El degenerado creyó que era un agradecimiento por su demostrada benevolencia con el asunto del abogado. Se lanzó hacia mi como un perro... Yo dejé que me tocará, insinuándole que me besara un pezón. El idiota, ardía de ganas. Al primer contacto de sus labios con mi piel, cayó al suelo. Sus ojos se perdían en puntos en infinitos de dolor, su boca expulsaba babasa. Sufría, sufría mucho, el veneno que había preparado no lo mataría, pero si le causaría espasmos, le dañaría un poco de sistema nervioso. Y eso que fue poco lo que bebió, pero yo conocía las características necesarias para cada caso. Ya había bebido de este veneno antes.  Lo mejor de todo, bajo los efectos de este brebaje no se perdía la conciencia. Se perdía el habla, se sentía encerrado dentro de sí mismo, pero se manejaba una conciencia del exterior precisa, tan precisa, que era fatal.

Lo arrastré por toda la habitación, lo golpeé contra las paredes, le atesté varias patadas. El orgulloso hombre había desaparecido. Ahora solo quedaba una pequeña criatura que rogaba por piedad con sus ojos.
En ese preciso momento, me lamenté que no pudiera hablar. Lo principal sería que se escuchase a si mismo suplicante, como el ser humano más sucio, más triste, más infortunado. Claro, que seguramente esto era lo que cruzaba por su mente en ese momento.

viernes, 27 de julio de 2012

Odas al sol negro.

El despertar del sol negro
la caída de cráneos angelicales
en la lluvia triste de enero.

Confundieron la realidad,
viendo el final cuando empezaba el inicio
con rituales agrios de esperanza
sacrificaban palabras en su suplicio .

Seres superiores encarnaron animales
cantando himnos al fuego oscuro.
Bebían del extraño brebaje
que convertía a los hombres en dioses salvajes.

Los sonidos quebrantaban las paredes
que una dimensión a otra dividía
así todo fue posible, la fantasía vivía
cuando algún delirante poeta escribía.

Odas al sol negro.
¡Tantos muertos!
Todos tan estúpidos.

Odas al sol negro.



jueves, 26 de julio de 2012

Los labios sangrantes.

Hay mentiras tan sinceras, que labios sangrantes pueden enternecer al decirlas. Una noche como estas, como cualquiera, se apareció ese animal, ese maldito animal en mi cielo. Tenía brazos de mujer, patas de león, alas de colibrí. Una mirada de ángel. Hay mentiras tan sinceras, hay mentiras tan sinceras. Los ángeles siempre me han trastornado, siempre me han gustado. ¿Es posible vivir así?  Aquella quimera, que me visitaba con algún propósito, para mi desconocido, se acercaba bañado en sensualidad monstruosa.  Respiraba  dificultosamente, pero algo en su movimiento desprendía una seguridad repugnante.

Hay mentiras tan sinceras, que hace falta morir, que hace falta plantarse de pie al universo, hacerlo crujir y entristecer. Luego cortarse los labios, besar con sangre el espíritu inocente del niño.
¿Cual niño?
Ese niño.
Ese fatal infante.
Que crea, destruye, me corrompe, me clava acero, me hace tomar azufre con jugarretas infantiles.
Ese niño, que me corta los labios.

Ese fatal infante, el que ríe en las oscuridades de la nada...

Dios.

Tribulaciones de un asesino.

Una luna tatuada debajo de su cuello. Ese es el primer recuerdo que tengo, arrastré como un maniático mi cuerpo por calles solas. Su mirada, tan oscura, encarnaba mis temores más humanos. Yo estaba alucinando, a esa hora de la noche. Era imposible estar en dos lugares tan contrarios a la vez,  sentado en el frío de un parque solitario y en el mismo momento rodeado por el fuego intenso de su rabia. La ciudad que ardía en una imagen de eterna, me consumía poco a poco. Tenía algo de carbón en los pies, por consecuencia de pensar en la ira  de aquella que en ese mismo momento, pronunciaba mi nombre en silabas lentas, como alzando su voz hacia un ritual mortal.

Encontré, tras un largo caminar, una caja negra. Aturdido, como estaba, no pude pensar en nada. Solo la tomé y la guardé en mi chaqueta.  Me tendí en el pasto, exhausto. La medialuna se posaba cerca del horizonte, muchas estrellas alumbraban similares a velas ardiendo. Creo que dormí, o soñaba despierto. Tan mareado estaba, tan débil, que no puedo recordar en este momento mi estado en ese entonces.

De la extraña caja negra, su voz se producía. Cantaba, ¡cuanto me gustaba escucharla cantar!
Que lastima haberla asesinado esa misma noche... Así no la podría escuchar su música.
Era lo único que lamentaba, no volver a escuchar canciones de sus bellos y finos labios.

miércoles, 25 de julio de 2012

Alucinación.

"Yo soy culpable, más que todos los seres que existen.
Yo los perdono a ellos, que ellos me perdonen a mí. "

La frenética alucinación del místico,
lo lleva hacia caminos desconocidos.
Engulle soles con solo pronunciar rituales,
promesas escritas por deidades vulgares.

El rumor de la eternidad se pasea
por los silencios de la ciudad.
Habrá que envenenarse con cantos
esperando que el sol nazca en lo sagrado.

Las almas que bañaron los ayeres de alegría,
Vibran y atraviesan con sus luces,
las oscuridades más atrevidas.

La energía me conduce hacia lugares impensados.
No reales. Mágicos.


jueves, 19 de julio de 2012

Alas.

Caen hojas al suelo, palabras al abismo
los arboles se desangran,
semejantes  al soñador en vísperas
de su cándida muerte primaveral.

Las raíces se pudren,
como los pies del caminante.
El grisáceo color del que fallecerá,
del que fallece, del que falleció.

Hay que morir mil veces
para que la piel vuelva a su estado natural
Quebrantar las fronteras de la realidad...
Esta tristeza es el primer paso para ser libre.

Tristeza devoradora de colores,
y un atardecer sus brazos explosivos,
la dama que olvida cantar, cantando.
Su voz, serán  mis alas.

Ser divino.

Prófugas e irreales
son las palabras del ser divino
un rumor de enredaderas,
el silencio del hombre en la hoguera.

Se sacrifican las silabas
en momentos demasiado concretos
se exige poesía,
al abismo insondable de la vida.

La crueldad es un reloj de cuerda
recitando las horas antiguas,
pregonando una única solución,
morir cada vez que se respira.

El resplandor cuida de mi garganta
la esculpe con tristezas rígidas,
Fantasmas de otros lugares,
y  mil desgarrantes fantasías.

Ser divino.
Demiurgo.

domingo, 15 de julio de 2012

Brisa.

Brisa.


Una desconocida con mirada de sol
unas manos soñando el universo
Un cantar tímido entre las alamedas
y las flores escritas entre blancas, negras y corcheas.

La música desaparece distancias,
baña oscuridades, alimenta poesías
le recuerda al eterno resplandor
porque tiene que nacer cada día.

Y su sonrisa, la de la música,
la misma sonrisa de la rojiza desconocida,
Danza al ritmo del océano, de las cuerdas,
del dulce rumor de melodías furtivas.

Una sombra, la noche de mis noches
anhela las blancas playas y el rumor de la brisa....

jueves, 12 de julio de 2012

Dios



Entre palmo y palmo de esta noche tormentosa
he dilucidado la verdad.
todos los pájaros cantan mis palabras.
todas las sombras purifican mi andar.

Me perdiste como se pierde una pluma,
entre las calles anónimas,
en el burdo danzón del tiempo
a compás de Lunas amadas.

Me perdiste como se pierde una idea,
sofocada por el peso del tiempo,
por la lujuria universal,
de estar más allá de la realidad.

Alto, tan alto.
Tan limpio.
Tan puro.

El corazón  se funde entre gritos vegetales,
y las melodías de la sonora tempestad
devuelven al lugar al que perteneció en antaño.

La piel se baña en himnos sacramentales
escritos en códices antiguos.
Esos rituales, que existen en lo profundo
en lo azul, en lo oscuro.

Perdóname, he encontrado aquél rostro,
el rostro de Dios.

Correcciones por Ishkra.