domingo, 29 de julio de 2012

Soledad.

El rumor de lágrimas
en lo profundo
entre los ruidos sordos
de la memoria aturdida.

Aquella voz cruza mi voz
se enreda en un pasado
atado a antiguos oficios
y religiones olvidadas de dolor.

Quienes te escuchan
tienen tus propios oídos
Quienes te ven
tienen tu mismo rostro.

Seres transfigurados por el silencio.

Esta soledad no es nociva ni deprimente.
Igual que el ser emplumado, tiene rostro de infante.
Esta soledad baila compases que no existen,
se resume a sí misma en silabas impronunciables.

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