Caen hojas al suelo, palabras al abismo
los arboles se desangran,
semejantes al soñador en vísperas
de su cándida muerte primaveral.
Las raíces se pudren,
como los pies del caminante.
El grisáceo color del que fallecerá,
del que fallece, del que falleció.
Hay que morir mil veces
para que la piel vuelva a su estado natural
Quebrantar las fronteras de la realidad...
Esta tristeza es el primer paso para ser libre.
Tristeza devoradora de colores,
y un atardecer sus brazos explosivos,
la dama que olvida cantar, cantando.
Su voz, serán mis alas.
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