lunes, 24 de octubre de 2011

Estatua de cobre barato


Con un olor a muerte sensual y sangrienta, se me acerco el joven de tez oscura. “Si señor, acabo de ser muerto por una gran tormenta cuando llegaba al muelle. Yo corría hacia el encuentro con mi amada, la cual segundos antes una piedra voladora le arrancó la cabeza. La muerte me pareció, en efecto, algo oscura y enfermiza, pero adictiva. Moriría mil veces si pudiera volver a sentir esa escaramuza eléctrica en todos los sentidos antes de partir del mundo.  Ya ve señor, vengo aquí porque me dicen que mi infierno esta al lado suyo, o mejor dicho, ud encarna aquél flameante lugar”.
Que ardor, que maldito ardor. Se me inyecta a cada hora una sustancia metalica. Me inyectan carne podrida. ¿Podrían dejarme en paz y darme un poco de agua fresca? Desde las sombras gigantescas de la montaña Kumanday, descienden ángeles de plata. Que inmenso dolor,  mis músculos se contorsionan y soy de nuevo un ave que eleva sus plumas al sol.
Le arrancó una a una sus tres gargantas. Vil monstruo mil caras.  ¿ Cuantas palabras han atrevesado nuestros corazónes, haciéndonos sangrar en la melancolía de lo pasado? Mis latidos han cesado. El vil asfalto junto a la crueldad humana me vuelven pequeño. Una estatua de cobre barato .



lunes, 10 de octubre de 2011

Metamorfosis


La metamorfosis

Empiezan las paredes a cantar mientras las velas se encienden. Esta condena me la he impuesto para alejarme, para enclaustrarme y encontrarme. Arrancar de lo desconocido lo nuevo y lo maldito. Las voces de miles de cantores me guían hacía allá, donde no hay límites sino música. A reencontrarme con mi Madre. Los pasos que de aquí en adelante, no serán de humano sino de bestia. 
El silencio y la soledad me acompañan.Abriendose por un camino legendario en las venas de Latinoamercia, vuelvo a retomar los pasos perdidos. Mil colores se me amarran al vientre como mariposas salvajes,¿ en donde habré de encontrar un atardecer eterno? Estoy buscando un país donde no se respire aire sino melodías, y las miradas estén lunáticas, sin límites, pintadas de incienso y lujuria.










¡ Ah! Gritaba. “De mi garganta nacen criaturas horribles, se escapan hacia la noche y esconden sus tesoros bajo mis pies!´” Se revolcaba torturada en la habitación. Su cuerpo se contorsionaba con fuerza ante una energía misteriosa. Algo le quemaba y yo solo veía. De luces ardientes me llene los dientes y le mordí un costado de su torso. Logré de un solo mordisco introducir mi boca en su carne. La tenía bien agarrada, ya había atravesado su piel.  Entonces se quedo tranquila. Sabía que su vida se iría por mis labios. Con las manos la forcé a que me diera todo su cuerpo. Hasta que por fin quebré las costillas con mi mandíbula y le bese sus adentros. En su interior encontré lo que buscaba desesperado: Se me llenaron de palabras hermosas las venas. Me dio poesía macabra, fatal y enamorada. Me dio una poesía que no moriría, que permanecería bañada de luz en la mitad del silencio y la dulzura de la sangre.