lunes, 24 de octubre de 2011

Estatua de cobre barato


Con un olor a muerte sensual y sangrienta, se me acerco el joven de tez oscura. “Si señor, acabo de ser muerto por una gran tormenta cuando llegaba al muelle. Yo corría hacia el encuentro con mi amada, la cual segundos antes una piedra voladora le arrancó la cabeza. La muerte me pareció, en efecto, algo oscura y enfermiza, pero adictiva. Moriría mil veces si pudiera volver a sentir esa escaramuza eléctrica en todos los sentidos antes de partir del mundo.  Ya ve señor, vengo aquí porque me dicen que mi infierno esta al lado suyo, o mejor dicho, ud encarna aquél flameante lugar”.
Que ardor, que maldito ardor. Se me inyecta a cada hora una sustancia metalica. Me inyectan carne podrida. ¿Podrían dejarme en paz y darme un poco de agua fresca? Desde las sombras gigantescas de la montaña Kumanday, descienden ángeles de plata. Que inmenso dolor,  mis músculos se contorsionan y soy de nuevo un ave que eleva sus plumas al sol.
Le arrancó una a una sus tres gargantas. Vil monstruo mil caras.  ¿ Cuantas palabras han atrevesado nuestros corazónes, haciéndonos sangrar en la melancolía de lo pasado? Mis latidos han cesado. El vil asfalto junto a la crueldad humana me vuelven pequeño. Una estatua de cobre barato .



2 comentarios:

  1. Excelente blog. Recomendado en Entre el ASfalto en la sección de blogs rojos. Qué alegría poder leerlo señor Amjad, será una buena noche.

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  2. "Me pareció, en efecto, algo oscura y enfermiza..."

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