viernes, 4 de noviembre de 2011

Melodía salvaje.


El sudor y la sangre no logran calmar tu hambre insaciable. Torres de Marfil atravesadas en mi garganta se excitan, disparando palabras sin consciencia, como una máquina entintada de azul y verde. El hombre salvaje golpea a un mendigo hasta hacerlo sangrar, mientras se ríe maniáticamente. Colgué un imposible en la cintura de la Luna, cuando todo lo que me rodeaban eran posibles.
Estos momentos tan anfibios en los que el tiempo se ha detenido, apresándonos en su cárcel fogosa. Todo es una ilusión óptica. Si no lograra verlo, no existiría. Mis demás sentidos han dejado la realidad funcional, y ahora sirven superficialmente, condenándome a oír sin escuchar, a hablar sin dialogar, a vivir sin realmente estar presente. Ahora bien, está decidido. Todo es una ilusión grotesca, hasta los más puros sentimientos y delirios, son ilusiones grotescas.  Incluso yo mismo.
Debo buscar el camino al centro, en el que se encuentra mi corazón rodeado de la nada y la eternidad. Allí nace y se desprende la materia de sus venas, que laten sin ningún sentido pero con todas sus fuerzas. Quitarme este horrible disfraz de ser pensante, desenvolviéndome en colores, formas y sonidos, rompiendo lo físico para adentrarme en aquella querella risueña en remolinos. Sueños y flores rompiéndose como tormentas en mi vientre, en el origen del mundo, en el vértice del universo. Hoy mi corazón vomita negación y exige purificación…y alegremente lo encarno... Tengo sal en mis dientes, tengo una maldición arraigada en mi cuello. ¿Es una promesa? No importa si se cumple o no. Que se caigan las estrellas y nos bañen en su luz maternal. Mientras sea una promesa, que importa. Prometeme mil campos ensangrentados púbicamente. El filo del puñal es una delicia secreta. Devorando los huesos de los ángeles caídos, a merced de mi palabra. Maldita sea. Encenderé mi rostro en la hoguera. Pondré las manos en el fuego.  Pondré las manos en el fuego. Pondré las manos en el fuego.

Incineraré todo rastro de lo que soy, para que quede impreso para siempre en el viento.

  

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