martes, 5 de junio de 2012

Deseo.

Tan profundas como el sol
se escuchan las palabras,
cada nombre, cada rostro
de mil personas devoradas.

Soy su esencia,
soy su silencio inclemente
las vidas que no han vivido
las muertes que son siempre.

Tan brutal es el existir,
al momento de incitar la rabia
la sensualidad se esconde
entre sombras sin fin.

La música altera el juicio
del Magistrado universal
Nuestros días serán eterno ardor
cuando el mundo se vuelva cantor

Mi sangre hierve fieramente
cuando las imagines de cuellos blancos
se destrozan con lujuria
en mi mandíbula furibunda.

Entre danzas de caníbales
entre ritos de amantes
esta es la vida,
un pequeño teatro de ceniza.

El júbilo es ser el dolor
ser la alegría, la religión
ser la víctima y victimario
de este deseo criminal y sagrado.

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