Solo quien sabe escuchar los colores del viento puede deducir los rasgos del alma que se escapan entre palabras, suspiros, bostezos, gritos o sencillas respiraciones. El silencio es el único que enseña estas facultades y solo lo hace a sus hijos legítimos. Yo lo aprendí sin merecerlo, para escapar del tiempo, pues la misma maquinaria de la historia me caza a causa de mis pecados, que anteceden el nacimiento de la Madre Tierra.
Por eso temo.
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