miércoles, 14 de noviembre de 2012

Adagio a Kinrazip.

Dama impune del espejo,
monstruosa Alicia,
monstruosa Alejandra.

Tus palabras son, por ventura,
un silencio sin compás de medida.


Tus poemas, cadencia salvaje,
están escondidos tras el papel inánime.
solo revelan su verdadera tonalidad,
cuando la partitura en llamas arden.

Este es tu sino,
solo lo que puede morir,
y lucha su existencia con la Moira,
puede cantar libremente.

Una explosión eterna antes de cualquier final,
un momento que desencadena otros,
una serie de armónicos que infinitamente desprende,
octavas, quintas, terceras, cuartas,sextas, segundas y séptimas (múltiples posibilidades del espacio)
en un solo segundo.

Mi idolatrada dama, condesa de sangre,
entre las letras masacradas,
desangrantes de tinta
profanadas por tu celestial histeria.

Solo el silencio entiende tu soledad,
música imposible que los mortales escuchemos,
solo tú, princesa grotesca, festín de animales nocturnos,
solo tú conoces la voz del que no grita.

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