sábado, 28 de abril de 2012

Sin título.

La aurora es, en efecto, algo que se debe vivir con el dolor del despertar. Hay un violento cambio entre dormido y despierto que sucede, en el que los imaginarios fuerzan al espíritu a entrar en la carne, quedando sin embargo, en la mitad de aquellos dos mundos. Siendo lo mismo, siendo antagónicos, no se puede soportar estar dividido entre dos paredes que distan milímetros de si mismas, explotando la mente en pedazos.

"Aunque no haya nadie cerca o lejos...Yo vengo a ofrecer mi corazón."

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