viernes, 3 de agosto de 2012

Dioses salvajes.


Eterno respeto a las divinidades de la naturaleza
seres que colman el espacio de vida
la velocidad de las frecuencias y la poesía
la verdad en ritos astrales, la física, la química.

Inclinarse ante el silencio,
es escuchar sus voces
mirar un poco hacia adentro
y conocer sus rostros cambiantes.

Conocerlos siempre.
Buscarlos siempre.

Los dioses salvajes viven en lo secreto
en los cuatro elementos puros,
en las palabras de nuestros antepasados
en el éter y el éxtasis de los siglos.

¡Todos aquellos que conocen la divinidad!
A través de los misteriosos caminos de la Madre.
Los baños sacramentales tienen muchas caras.
Cánticos ocultos entre la carne.

¡Los desquiciados! ¡ Los enamorados ! ¡Los cientificos !
¡ Los poetas ! ¡ Los enfermos ! ¡ Los musicos !
¡ Los monjes !  ¡Los artistas ! ¡ Los indígenas !
¡ Los vivos y los muertos!

Tantos seres. Tantas muertes.
Tal vez no pueda reconocer sus facciones.
Tal vez no pueda ser lo que son.
Tal vez no pueda escuchar lo que claman.

Pero soy uno con ellos.
Con ella. La madre.

Los dioses salvajes festejan al atardecer
y juegan con niños fantasmas que bailan en el horizonte.


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