El crimen fue bastante simple. Nos arrancaron de dos en dos los ojos, luego se acercaron y nos preguntaron ¿ Encontrarían a su sombra sin la vista? Ninguno mantuvo silencio. Todos repondieron de distintas maneras, todos afirmando. Nuestras sombras se encuentran allí. No necesitamos ver. ¿ Tú necesitas ver?
La furia, llena de fuego, nos combinaba las palabras. Tal vez nunca aprendimos a hablar y las frases se armaban por sí solas. Nuestras bocas eran constante anhelo de explotar y ser devorado. ¿Me puedes explicar como sangran las cuerdas divinas? Aquí hay un Dios. Y esta triste.
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