sábado, 9 de julio de 2011

Nocturno

Nocturno.

Cuando llegamos, todo estaba en silencio. No ignorábamos la presencia de las bestias de la noche. Unas tenían mi nombre, otras mi boca. Se acercaban aullando poesías venenosas.

“En el altar del silencio la madrugada se hace fría. Un beso podría hacer la diferencia entre humano y animal. Cuanto deseo correr las calles vacias, sentir el aire en los pulmones y correr. Morder toda la ciudad con mis pies antes de que amanezca. Al final del camino, hay una escalera azul y unos ojos negros en los que se pierde la cordura. Yo conozco bien tus mieles, me he bañado en ellas. ¿Necesitas que recite tus versos en tus propios labios para que me intoxiques con tú corazón ardiente?”

Nocturno.

Las voces se acercan.. Decían, recuerdas que tu amor astral pinta las noches azules? Me he vuelto romantico. Hacer el amor con la Madre Tierra en cada canción es un placer infinito. Lo recuerdas? Lo soy.

Nocturno.

Tu piel dejo una marca que el frío no borra. Una melodía que aun con tu ausencia, resuena en los cristales de mi memoria. Cuando escucho tu voz lejana, vuelan mariposas delirantes en mis jardines. Te extraño. El color azul de tus ojos oscuros me baña en mares de silencio. Te extraño… Te extraño infinitos.

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